Nuevamente se está hablando del bullying tras la muerte de Drayke Hardman, un niño de 12 años quien se suicidó por no soportar más el acoso al que era sometido permanentemente por parte de un compañero de clase en Utah, Estados Unidos.
Aunque los padres sabían que el niño era víctima de bullying y lo habían hablado en su colegio, nada cambió y Drayke no soportó más el maltrato.
A pesar del dolor, los padres han decidido compartir su historia para advertir al mundo sobre el peligro del acoso escolar al que están expuestos los niños o jóvenes y que puede destruirlos o llevarlos a decisiones extremas como las que tomó su hijo de tan solo 12 años.
Los padres del agresor también son responsables
Andrew Hardman, el padre de Drayke dice que el problema del bullying viene desde la casa del niño que maltrata a otros, pues algo no debe estar bien allí para que el menor exprese su rabia o frustración atacando a otros. Y por eso los padres del agresor deben ser responsables de la actitud de sus hijos.
“Algo tuvo que estar mal en el niño que atacó a mi hijo, los niños no son naturalmente violentos y tener que agredir a mi hijo para construir su confianza, demuestra que a él le hacía falta algo”, reiteró el padre de Drayke.
El llamado es a que los padres estén alertas a cualquier cambio de actitud de sus hijos, que hablen con ellos, los escuchen, ante alguna alarma acudan al colegio y busquen soluciones que involucren a la institución y a los padres del niño agresor para evitar así tragedias como las que hoy vive la familia de Drayke Hardman.
Con el #DoItForDrayke los padres del niño continuarán advirtiéndole a los padres y profesores sobre los peligros del bullying.