En Canadá se han encontrado varios cientos de tumbas sin marcar que se cree incluyen las tumbas de niños indígenas de un internado católico, según ha declarado un grupo indígena de la provincia de Saskatchewan.
Las tumbas se encontraron en un cementerio del antiguo internado indio de Marieval, en la provincia de Saskatchewan, que limita con Estados Unidos al sur. La institución católica funcionó durante casi un siglo, de 1899 a 1997, como parte de un sistema escolar canadiense creado para asimilar a los niños indígenas a la sociedad cristiana eurocanadiense.
El mes pasado se descubrieron los restos de 215 niños, algunos de tan sólo tres años de edad, en un lugar de enterramiento similar cerca de los terrenos de la antigua escuela en la provincia de Columbia Británica.
La Federación de Primeras Naciones Indígenas Soberanas (FSIN) y la Primera Nación Cowess, que revelaron el inquietante hallazgo, dijeron que se había utilizado un radar de penetración terrestre para localizar las tumbas sin marcar. En una conferencia de prensa celebrada el jueves, el jefe de Cowessess, Cadmus Delorme, dijo que los equipos de investigación habían registrado 751 «aciertos» en sus exploraciones del lugar, pero que cada tumba podía contener más de un conjunto de restos, y que se llevarían a cabo más exámenes técnicos.
«Hay relatos orales de que también hay adultos en esta tumba», añadió Delorme.
Anteriormente, los líderes políticos locales pidieron a la Iglesia católica que diera a conocer sus registros relacionados con las escuelas y sus alumnos. «Tenemos que trabajar junto a las comunidades que siguen buscando en los sitios de las escuelas residenciales y asegurarnos de encontrar todas estas tumbas sin marcar», dijo el político Ryan Meili en una entrevista con la CBC.
El sistema de escuelas indígenas fue financiado por el gobierno canadiense y dirigido por la Iglesia católica, y funcionó hasta finales de la década de 1990. Había cerca de 140 instituciones de este tipo en todo el país, con una matrícula de unos 150.000 niños indígenas que habían sido arrebatados a la fuerza de sus familias para enseñarles una nueva lengua, cultura y religión.
Se han denunciado abusos graves y generalizados en esas escuelas. Una Comisión de la Verdad y la Reconciliación creada para investigar las escuelas concluyó en 2008 que el sistema, junto con la política general de asimilación del gobierno, «puede describirse mejor como un ‘genocidio cultural'».