Una brutal ola de calor en el Noroeste del Pacífico estadounidense ha enviado a cientos de personas a hospitales y clínicas por enfermedades causadas por el calor en una región que no está acostumbrada ni preparada para condiciones tan extremas.
El lunes fue el tercer día consecutivo de temperaturas de más de 100 grados Fahrenheit en muchas ciudades del noroeste, una señal sin precedentes de la inminente crisis climática, según los expertos. Aunque las temperaturas se enfriaron ligeramente en la costa el martes, el calor implacable persistió costa adentro.
Desde el viernes, los hospitales del estado de Washington informaron de 676 visitas de emergencia relacionadas con sospechas de enfermedades por el calor, lo que dio lugar a 81 ingresos, dijo un portavoz del Departamento de Salud del Estado de Washington a BuzzFeed News. En el vecino Oregón, 459 personas han acudido a los servicios de urgencias o a las clínicas de atención urgente a causa del calor, según un informe estatal.
El número de visitas al hospital relacionadas con el calor ha aumentado desde el lunes, cuando tanto Seattle como Portland batieron los récords de temperatura establecidos el día anterior. El aeropuerto de Portland registró 116 grados Fahrenheit, mientras que el de Seattle alcanzó los 108 grados.
La tasa de visitas al hospital durante la actual ola de calor es especialmente preocupante, en parte, por la comparación de las cifras con años anteriores.
Entre 2000 y 2018, los datos estatales muestran que las hospitalizaciones relacionadas con el calor en Washington solo superaron dos veces las 51.
«Los cuerpos de las personas están bajo estrés», dijo la doctora Jennifer Vines, responsable de salud del condado de Multnomah, a Oregon Public Broadcasting. «Mi principal mensaje es que se tome esto como la grave amenaza para la salud que es».
Con temperaturas tan extremas, todas las personas corren el riesgo de sufrir un agotamiento por calor, que puede provocar mareos, desmayos, náuseas, vómitos y un pulso rápido y débil, así como un golpe de calor, que es más grave y puede causar fiebre alta, náuseas y vómitos, y una pérdida de conciencia. Pero algunos grupos poblacionales corren más riesgo que otras, como los bebés y niños pequeños, las mujeres embarazadas y los ancianos.
Además de los efectos sobre las personas, el calor ha afectado también a la infraestructura de la región, provocando grietas en las carreteras y autopistas e incluso obligando a cerrar dos carriles de la Interestatal 5 cerca de Seattle, según The Wall Street Journal.