Por: Luis David Duque García
Muchos me han preguntado: ¿Qué pasó? ¿Por qué Fico no pasó a segunda vuelta? Y mi respuesta tiene dos aristas; la primera desde mi óptica como estratega político: no hubo conexión comunicacional con lo que la gente estaba esperando escuchar y lo que la campaña estaba diciendo, además, la campaña se desbordó desde que se supieron los resultados de la consulta del Equipo Colombia, porque sus colaboradores hasta la primera vuelta, fueron los mismos que creyeron en él desde el principio.
Y desde la segunda arista, fue lo que vi en el mes y tres semanas que estuve en la campaña: Fico perdió por no negociar sus principios ideológicos por votos. Así de sencillo. Fico tomó la decisión de construir sobre lo construido, proponer sin tener que hablar mal de Duque, Uribe o cualquiera de sus aliados, contrario a las recomendaciones diarias que le llegaban al candidato: desuribice la percepción que hay de la campaña, deslíguese de lo malo de Duque y su gobierno, y use a los políticos solo en lo que saben pero no los exhiba mucho. Por eso, hoy a la pregunta de por qué perdió respondo con tres razones.
Fico perdió por: 1. hablar de unidad, de cuidar la democracia y cuidar las libertades, 2. por ser leal al equipo con el que venía trabajando desde que empezó a recoger firmas y 3. por no hablar mal de nadie. Y, ¡que paradoja!, a pocos días de la segunda vuelta, todos los colombianos estamos exigiendo esas tres cosas para sentirnos a gusto con nuestro voto. ¡Fico perdió por decente!
El sábado 28 de mayo, un día antes de la primera vuelta, publiqué un texto donde decía que esperaba no tener que tomar una decisión entre Petro y Rodolfo. Y además comparaba esa decisión, como escoger entre dos enfermedades venéreas. Y como “al que escupe para arriba, en la cara le cae”, hoy me toca tomar partido por una de las dos únicas opciones que tiene el país. Aunque muchos creen que existen otras dos salidas: no votar o votar en blanco. Pero no, con estas opciones, mi derecho y deber de elegir se va a la basura. Aquí es donde el dicho popular gana relevancia: “para no tener que marchar, hay que votar” o como diría la campaña mexicana tu rock es votar: “si no votas, cállate”. Ya el Consejo Nacional Electoral, señaló que el voto en blanco no tiene ninguna validez en la segunda vuelta presidencial; razón por la cual me pregunto: ¿entonces por qué en el tarjetón de segunda vuelta, está la casilla del voto en blanco? ¿A quién beneficia o perjudica que esa opción que no tiene ningún sentido tenerla allí, este impresa en el tarjetón? Tema interesante para un debate mediático, político y hasta legislativo.
Pero entonces, ¿votar por Petro o votar por Rodolfo? ¡Dios mío! No puedo mentir, he criticado a ambos, y muy duro, durísimo. Ninguno de los dos, representa lo que yo quisiera para quien fuera mi Presidente. Pero no puedo no escoger. Así que me acogeré en el principio ético que justifica la elección de un mal con tal de evitar otro mal mayor: “el mal menor”. Los valores estoicos y filosóficos de Aristóteles y la doctrina cristiana de Tomas de Kempis, me tiraron un salvavidas: “Entre dos males es NECESARIO escoger el menor”.
Petro representa todo lo contrario por lo que he luchado en mi vida democrática. Petro representa la antítesis de mis clientes en la consultoría de estrategia política. Petro representa el desastre que he visto con mis propios ojos en Cuba, Venezuela, Nicaragua y en los últimos meses en Chile, Perú y Honduras. Su pasado por la milicia subversiva me genera escalofrío. Y ni mencionar su accionar como gobernante en Bogotá que fue un desastre. Sus propuestas demagogas e irresponsables solo me generan risas o desesperanza. Sus aliados, ahora “la bandola del sicariato moral”, representan a la perfección los personajes que toda Colombia quiere cambiar del ejercicio político. Y por si fuera poco, yo creo que un buen gobernante tiene que tener tres características básicas: ser buen político, ser buen gerente de lo público y ser buena gente; y en Gustavo Petro estas tres características brillan por su ausencia.
Pero si por allá llueve, por estos lados no escampa. Rodolfo es el típico rico que cree que gobernar un territorio es como jugar monopolio en su finca en Piedecuesta. Su gran salto a la fama fue por haberle dado un coscorrón a un concejal por mencionar que uno de sus hijos estaba ligado a actos de corrupción, por las reconocidas grabaciones donde exige resultados aunque se salte la ley y ofrece con ella limpiarse el culo, o donde les ofrece bala a sus clientes como solución a la postventa de sus negocios, o peor aún, por la imputación que tiene en la fiscalía por el caso Vitalogic. Hechos que contrastan con el discurso anticorrupción que ahora emana por sus poros, incluidos los del implante de pelo que se hizo, durante una pausa en la contienda electoral después de visitar a Bergoglio. Rodolfo, aunque sin conocer el Vichada, con sus propuestas populistas y sonando en su rodolfoneta “la guaracha del Inge”, se convirtió en el mal menor para Colombia el próximo domingo 19 de junio. Junto a él, somos dos que le pedimos a la Virgen de Chiquinquirá que lo perdone por todas las barbaridades que dijo de ella y que me ilumine a mi para no estar eligiendo un mal mayor; yo votaré por Hernández.
Pero en una oración a la patrona y reina de Colombia no acaba el problema, ni la solución empieza votando por Rodolfo. Este país va a cambiar para bien solo cuando cumplamos con nuestros deberes y ejerzamos nuestros derechos. Cuando no responsabilicemos al otro de lo que cada uno es responsable. Cuando respetemos al otro por pensar y actuar distinto. Yo creo que el cambio que estamos pidiendo a gritos, no hay que buscarlo en Rodolfo y mucho menos en Petro, el cambio no lo hacen los políticos, el cambio lo hacemos individualmente entre todos. Para encontrar a quien pueda cambiar al país, basta con voltear a mirar al espejo.
Pd 1. No me equivoqué en el lado que decidí estar.
Pd 2. “Dime quien te asesora y te diré quién eres”. Xavier Vendrell (Militó en el grupo terrorista catalán Terra Lliure) y Vinicio Alvarado (condenado por corrupción y prófugo de la justicia ecuatoriana) los asesores del mal mayor.
Pd 3. A Fajardo solo le sirve, si él es el Mesías.
Pd 4. Lo de Daes y Super Giros no me sorprende y sé que tendrán las explicaciones a su favor. Pero puedo dar fe que no todos los empresarios son así.
Pd 5. Lo de Vargas además de ser decepcionante, es lúgubre y vergonzoso.
Pd 6. Aún tengo tusa por Fico. Espero verlo algún día como presidente de Colombia.