El caos en Cali arrancó muy temprano cuando un grupo de indígenas de la comunidad Mizak del departamento del Cauca, derribó la estatua de Sebastián de Belalcázar, fundador de Santiago de Cali. Allí hubo enfrentamientos con la policía.
En el transcurso de la mañana, 4 buses del sistema Mio fueron quemados y varias estaciones vandalizadas.
Hubo bloqueos en diferentes puntos de la ciudad y en varios almacenes de cadena ocurrieron saqueos. En medio del caos, muchas personas entraron a robar televisores y otros electrodomésticos sin que nadie controlara la situación.
Los vándalos también atacaron la sede de la Alcaldía de Cali en donde rompieron vidrios, sillas y causaron destrozos.
Debido a la situación de orden público, la Alcaldía de Cali decretó el toque de queda y ley seca desde las 3 de la tarde. Aunque inicialmente la restricción iniciaba a la 1 de la tarde, fue modificada para permitirle a la gente regresar a sus casas. Esta medida regirá hasta el domingo 2 de mayo a las 5 de la mañana.
También se anunció que se blindarán los espacios públicos con uniformados del Ejército y la Policía Nacional.
Sin embargo, en medio de las protestas, decenas de hinchas del Deportivo Cali quienes participaban en las manifestaciones, llegaron a la Clínica Rafael Uribe Uribe, Seguro Social, para agradecerle al personal médico por su trabajo en medio de la pandemia por el Covid-19.
Foto: Alcaldía de Cali