20 años han pasado desde que el país se conmocionó por la tragedia ocurrida en Bojayá, Chocó, en donde al menos 79 personas murieron incineradas cuando un cilindro bomba cayó en la iglesia en la que se refugiaban tratando de protegerse de los enfrentamientos entre la guerrilla de las FARC y los paramilitares del bloque Elmer Cárdenas.
En esta tragedia murieron más de 40 menores de edad y muchas personas perdieron a varios familiares. Al menos 100 personas quedaron heridas y más de 1700 familias tuvieron que desplazarse.
La violencia sigue en Bojayá
Con cantaoras y actos religiosos se recordó a las víctimas de esta masacre ocurrida el 2 de mayo de 2002.
Los habitantes de la región denunciaron que la violencia sigue en la zona y que son intimidados por grupos al margen de la ley.
“Todavía estamos en un ambiente de guerra, siguen las masacres por estos litorales para lograr el control del Río Atrato”, aseguró monseñor Darío de Jesús Monsalve, Arzobispo de Cali, quien asistió al homenaje en Bojayá.
Líderes sociales de la región denuncian agresiones contra la población y aseguraron que algunos jóvenes han preferido quitarse la vida para no ser reclutados por los grupos armados al margen de la ley.
Qué dice la Defensoría del Pueblo
Durante los actos simbólicos, se llamó la atención porque estas comunidades aún conviven en medio de las confrontaciones entre miembros del ELN y las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC). En los últimos años, la Defensoría ha emitido tres alertas tempranas que dan cuenta de esta situación.
Es por eso que las alertas tempranas y demás pronunciamientos de la Defensoría del Pueblo urgen acciones eficaces, precisamente para proteger a la población civil de confinamientos prolongados, amenazas, desplazamientos masivos, uso y utilización de menores de edad y violencia sexual dentro de las comunidades, los cuales hoy, veinte años después, persisten en esta zona del país.
Fotos: Unidad Víctimas