Adiós Antonio Caballero, el analítico de la pluma y el irónico del pincel
Por: Guillermo Romero Salamanca Era muy difícil verle sonreír. Adusto con su sonrisa. Casi que solitario. Amante de España y un gramático perfecto. Poseía una enciclopedia en su cabeza y hacía los análisis más certeros de la vida política nacional. Poco alabador. Medido en cada una de sus expresiones. Amante del arte de los cúchares.